Thursday, November 18, 2004

Otra Que Se Desploma


Ariel se arropaba a veces entre sus alas, para esconderse de la gente, bien sabía que su condición hería de mortal envidia a quienes se preservaban en su ignorancia. No fue hasta que surcó los cielos una noche de pesadilla, cuando quiso ir a la luna en busca de oro blanco, que descubrió aquellas extremidades correctas de ángeles y seres inventados.

Pero habían pasado varios años, y entre sus tantos viajes, ya tenía grabado en su mente trazos de vuelo, incluso en tiempo de fuertes vientos, solía buscar aquellos golpes de brisas, con la misma hambre que los surfista desenterraban las olas inclinadas al vacío. Conocía los pasadillos ocultos de las ramas de los árboles, distinguiendo las casas por los techos y las azoteas.

La soledad tenía el tamaño de sus alas, y su piel, desaguada de caricias se extendía como una sábana suelta en banda, buscando entre los escondrijos del planeta otro cuerpo para el calor. En esos mismos lugares donde encontró a Josefina, quien pintaba con ojos de piloto (eso le hizo pensar que era una candidata, para ocupar con él, tanto cielo) pero se desprendió de sus manos mientras cruzaban la cordillera central, y su adiós decepcionado, quedó como el último recuerdo en picada, con lágrimas que tardaban más en caer, que su cuerpo.

Recuerda también a Rita y Maria José, quienes intentaron gatear entre las nubes, dejando sus cráneos sobre las rocas del mar, vacíos por el impacto. Nunca comprendió el alto precio de su don, más se resistía a confinarse con las miradas perdidas de las aves migratorias.

  • Las alas de quien te ame, no serán visible con los pájaros, saldrán de repente como las tuyas, sabrás quien te merece si un ardor en su espalda interrumpe el vértigo, como cuando te lanzaste de la puerta de tu cuarto.
Siempre recordaba las palabras de su abuela, única explicación lógica que conseguía sobre su realidad.

Entonces, ya no buscaba las caras de Ángeles, ni las miradas abiertas de azul panorámico, se centraba en coleccionar almas emprendidas, sonrisas infantiles con sed de lanzarse.

Ayer lo vi volar solo, gemía tras el estruendo del último intento, otra que se desploma.

Isaac Ledesma

1 Comments:

At October 14, 2005 at 10:53 AM, Anonymous Anonymous said...

me gustaron mucho tus fotografias!!

 

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