Sunday, November 21, 2004

Como Un Río


Eres como un río, constantemente cosas nuevas en un mismo cauce, tantas miradas diferentes en esos mismos ojos, tantos calores diferentes en una misma piel, con tanto terreno para desbordar, en el mismo lugar, regando el centro de mi corazón.

Isaac Ledesma

Friday, November 19, 2004

Jueves Santo


Vagábamos, o mas bien acosando un canto oculto en unos gemidos, al tanto que despertaríamos nuevamente al inicio del callejón sin dar los primeros pasos, nuestros pies enterrados en la sombra, más las piedras marcaban la cadencia milenaria del planeta y nos encauzaron hasta la noche.

Mientras mi alma se entrega confiada a una pasión ajena, las paredes perforadas, conducían a infiernos de efímeros martirios y dilatados vacíos, en esos escombros donde tantas veces exhumaba miel de los pecados postergados y confesos, le daba un descanso a la conciencia quedándome desnudo sobre las últimas horas de la madrugada.

El misterio dejó a la noche sola, y la pasión corre silenciosa por contenes, escapando de los condones, cristales y chimeneas de bolsillo.

El desfile inicia y el más hermoso de los ángeles no ha llegado, mañana la insignia me recordará espacio entre las llamas, por lo menos hasta que amanezca sábado santo, estamos libre de condena.

Isaac Ledesma

Te Vas...


Entonces, me acordaré de Tí todos los atardeceres
Siempre que te vas, me viene la noche, que es cuando despierto.

Isaac Ledesma

La Ruta


Era el segundo cumpleaños de noviembre, entre los paralelos y meridianos que delimitan la miseria, un poco más debajo del atlántico, justo en la parte más picante del caribe,
Ocho polizontes rebosantes de vacío emprenden la marcha, en dirección contraria a la inercia.

A unos le atacó el miedo, pero la fé de otros era tanta que repartieron el botín (suficiente para no dar vuelta atrás) lo importante era no corromper su existencia con el recuadro redundante del presente, ese estrecho espacio que se queda pegado a nuestros zapatos como un chicle de medio uso, atando tus pasos a la misma dimisión.

- cuanto habremos recorrido desde la última noche? Pregunta tras un bostezo El Primero de los camaradas.

- eeehhh!
Intenta responder El Tercero, pero da un vistazo, para confirmar la mala noticia. Creo que NADA, pues estoy viendo las mismas montañas, incluso las mismas paredes
- Repone El Segundo acentuando con pesimismo la última sílaba.
- CANALLA!!!-
Comenta con mal ánimo El Sexto, aun recostado sobre El Cuarto.
- No...las paredes y las montañas vienen con nosotros, cerciorate que la gente es la misma que ayer?

Luego de un vistazo El Segundo cierra los ojos con alegría por el progreso de su ruta.

Vuelve a dormir hasta el próximo noviembre, que será mañana, esperando para entonces, estar bien lejos de allí, que es aquí mismo.

Isaac Ledesma

Thursday, November 18, 2004

Suerte


"Tuvo suerte, que la suerte nunca llegó, de haberle encontrado esperándola se hubiese marchado para siempre..."

Isaac Ledesma

La Espera...


La espera se hizo larga y se torció por la mitad convirtiendose en serpiente, que nadaba sobre la piel quebrada de los árboles, buscando hacer cama entre sus axilas.
Rompió tambien el día, que se deshizo en una llovizna, dejandome los oídos vacíos y las pupilas abiertas.

Quedaron entoces colgados los pies de mi cuerpo, mientras el calambre me daba nociones de tiempo.

Otro día continuará la espera hasta encontrarnos, en otro parque (talvez parecido a éste).. es posible que me haya equivocado de país, pero no de planeta.

Isaac Ledesma

Desnudo


Expuse mi piel con dolor al sol y la saliba de las olas,
Por miedo al detererioro, me hice otros (varias veces) alternándome la piel, pero el tiempo (sabio e imprudente) desgrarra incluso debajo de los cueros.

La vida se crece mientras nos deshacemos, de saber que era eminente el destierro, me hubise quedado desnudo desde el principio, talvez te gustarán más mis huesos, que la ruina de lo que debía ser.

Isaac Ledesma

Otra Que Se Desploma


Ariel se arropaba a veces entre sus alas, para esconderse de la gente, bien sabía que su condición hería de mortal envidia a quienes se preservaban en su ignorancia. No fue hasta que surcó los cielos una noche de pesadilla, cuando quiso ir a la luna en busca de oro blanco, que descubrió aquellas extremidades correctas de ángeles y seres inventados.

Pero habían pasado varios años, y entre sus tantos viajes, ya tenía grabado en su mente trazos de vuelo, incluso en tiempo de fuertes vientos, solía buscar aquellos golpes de brisas, con la misma hambre que los surfista desenterraban las olas inclinadas al vacío. Conocía los pasadillos ocultos de las ramas de los árboles, distinguiendo las casas por los techos y las azoteas.

La soledad tenía el tamaño de sus alas, y su piel, desaguada de caricias se extendía como una sábana suelta en banda, buscando entre los escondrijos del planeta otro cuerpo para el calor. En esos mismos lugares donde encontró a Josefina, quien pintaba con ojos de piloto (eso le hizo pensar que era una candidata, para ocupar con él, tanto cielo) pero se desprendió de sus manos mientras cruzaban la cordillera central, y su adiós decepcionado, quedó como el último recuerdo en picada, con lágrimas que tardaban más en caer, que su cuerpo.

Recuerda también a Rita y Maria José, quienes intentaron gatear entre las nubes, dejando sus cráneos sobre las rocas del mar, vacíos por el impacto. Nunca comprendió el alto precio de su don, más se resistía a confinarse con las miradas perdidas de las aves migratorias.

  • Las alas de quien te ame, no serán visible con los pájaros, saldrán de repente como las tuyas, sabrás quien te merece si un ardor en su espalda interrumpe el vértigo, como cuando te lanzaste de la puerta de tu cuarto.
Siempre recordaba las palabras de su abuela, única explicación lógica que conseguía sobre su realidad.

Entonces, ya no buscaba las caras de Ángeles, ni las miradas abiertas de azul panorámico, se centraba en coleccionar almas emprendidas, sonrisas infantiles con sed de lanzarse.

Ayer lo vi volar solo, gemía tras el estruendo del último intento, otra que se desploma.

Isaac Ledesma